lacalledelavida

Cine y escritura

Naranja, rojo y azul. Una pizca de cielo se cuela por la ventana y llena de color la mesa desde donde escribo. La belleza.

Hace un año, tal día como hoy, preparaba un viaje. El desierto y algunos lugares que siempre había querido visitar me esperaban. El viaje, cualquier viaje, tiene objetivos -declarados o no-, implica relaciones y conocimiento -de tantas cuestiones-. El viaje interior acompaña al movimiento exterior y, en momentos de cambio, nada mejor que un viaje, desde mi punto de vista, para atisbar el camino en una encrucijada.

El destino de aquel viaje era principalmente el desierto de Wadi Rum. Hace tiempo, en Egipto, una travesía del desierto, había dejado en mí una notable huella. Quería regresar al desierto. A otro desierto.

Wadi Rum es un desierto con masas de piedras moldeadas por el paso de cientos de años. No hay solamente dunas extendiéndose en un inmenso horizonte. Las rocas aparecen aquí y allá, segmentando el paisaje..

Grabar -uno de los propósitos del viaje- ese desierto desde un cuatro por cuatro en movimiento no era fácil. Saltos constantes, viento, sol. Hice lo que pude. No era realmente lo importante. Porque el paisaje te sacude. Las preguntas esenciales se colocan por delante de cualquier otra cuestión, que se convierte en menor.

En aquel desierto – en cualquier desierto- un ser humano es insignificante. Allí, somos lo que somos. Una mota de vida pasajera en mitad de la arena y la piedra. Vengas de donde vengas y seas quien seas.

Nada. Frente a aquella inmensidad, no eres nada.

Pero aquellas rocas, el sol, la arena, el momento de luz, el sonido del viento, todos los elementos que componen la naturaleza de ese desierto, se introducen en nuestra mirada. Participamos del «todo» que es ese paisaje en un momento determinado.

En nuestra insignificancia, somos TODO lo que captamos, lo que somos capaces de sentir y pensar.

Allí en Wadi Rum, me pareció que quizás durante el breve tiempo que vivimos somos TODO.

Una pizca de universo.

Dos meses después del regreso se decretó el primer estado de alarma y empezó la travesía de otro desierto distinto.

A vivir profundamente ese «todo», amigos, que el tiempo, nuestro tiempo, pasa.

Feliz año. Feliz vida a todos.

3 comentarios en “UNA PIZCA DE UNIVERSO

  1. Araceli Campos Moreno dice:

    FELIZ AÑO, que sea estupendo Abrazos mexicanos Araceli

    ________________________________

  2. marinaaft dice:

    Gracias Pilar… Tus obras siempre bellas y sabías.. me encantan… Te deseo todo lo mejor para este recién comenzado 2021…

  3. Jason Cienfuegos dice:

    Maravilloso Pilar. Me has enseñado una máxima increiblemente profunda: todo viaje(movimiento exterior, traslación) comporta un viaje interior. Muchas personas se limitan a viajar, simplemente, trasladando su cuerpo fisicamente de un lugar a otro. Tú nos enseñas el verdadero sentido de un viaje. Gracias Pilar. Confío que tengas/tengamos todos un maravilloso 2021. Y aunque no nos podamos desplazar fisicamente como quisieramos, si podamos trasladarnos interiormente a nuestros lugares más deseados. Ánimo y mucha fuerza a todos.

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