
Cuando ya no sea yo. Todo un título.
Hace unos días volví a ver la mirada de mi madre viendo a Carme Elías. Esa mirada maravillosa, llena de sentimiento, evocadora, cuando al final del programa La matemática del espejo, Carlos del Amor deja a Carme escuchar Itaca de Lluís Llach. Esa mirada, que se emociona con la música y que me hizo volver atrás en el tiempo a lo largo de toda la entrevista.
Al, un diminutivo para referirse a la enfermedad de Alzheimer, está con Carme, que ahora «que se da cuenta de que se da cuenta», ha decidido hacer pública su enfermedad, ayudar a que se conozca. Valiente, consciente, se coloca delante de la cámara para explicar su encuentro con Al, cómo empezó todo, cómo se siente, para insistir en que cuando ya ella no sea ella ni conozca a los suyos, quiere una muerte digna.
Quien no sepa de qué va el Alzheimer, que se asome a esta entrevista o al libro de Carme, aprenderá cómo se siente una persona cuando sabe que su amigo Al está ahí, a su lado. Gracias, Carme, porque visibilizar es ayudar a comprender.
Hoy es uno de esos «días de…», el día de la madre. Hoy recuerdo este programa con el que volví a recordar cómo agarré la mano a mi madre, como cuidadora, a partir de un diagnóstico de Alzheimer. Pasado el tiempo se que este trayecto, muy duro, marcó para bien mi forma de estar en el mundo. Quizás pocas cuestiones pueden transformarte tanto como acompañar a una persona querida en su trayecto con Al.
Regreso a los cuadernos de aquellos años y extraigo unas notas dedicadas a mi madre, cuando ya la enfermedad había avanzado. Hoy las dedico a las madres y a todos los que han vivido o viven con Al. A Carme.
Cambia tu mirada
Un día eres tú y otro una niña, tu madre, alguien que no conozco.
Como el viento, tu mirada
vuela de un sentimiento a otro,
de una vida a otra.
No eres tú, a ratos eres una nube que viaja,
la sombra de un recuerdo,
la nostalgia de algunas canciones
el sentir fulgurante que cae de golpe en el olvido.
Eres tú, a ratos.
Y caminas. Y besas. Y sientes. Y a veces te ríes con la risa de siempre.
Y te siguen gustando los pasteles de nata.