Nieva dentro de la casa.
O quizás fuera
Blanca la pared.
Blancos los tejados.
Blancas mis manos escribiendo estas líneas en el ordenador.
A lo mejor nieva en otro tiempo.
En la infancia.
Los zapatos Gorila pisando calles blancas de Malasaña.
Fiesta. Batallas de nieve.
El tacto del hielo a través de los guantes.
La extraña sensación de copos derritiéndose en tu cara, o en la cara de otros.
Persecuciones y caídas de comedia en las estrechas aceras.
El tejado blanco a través del cristal del comedor.
La sombra de los vecinos al otro lado del patio.
mientras un chocolate caliente borra el frío.
En la televisión, el hombre del tiempo.
El temporal seguirá barriendo la península.
(Un temporal sin nombre.
Cómo puede una borrasca llamarse Filomena?)
Deberes con nieve de fondo
Correrías en la nieve,
en un pasar lento del tiempo.
Los minutos eran horas bajo las nieves de aquel tiempo.
Blanca la ventana.
Blancas las certezas.
Hoy la nieve es otra.
Pero la niña sigue mirando
caer los copos al otro lado del cristal.

Precioso. Es precioso. Blanco. Sí. Blanco es el color de muchos recuerdos. Gracias Pilar por tu mano diestra.