Cerrar la maleta. Pasar de la preparación a la acción. Días por delante y la promesa del viaje: conocer y conocerse. El viaje interior paralelo al trasiego de aviones, ciudades, carreteras y gentes por venir.
Madrid pasa al otro lado de la ventanilla, pero la ciudad querida se desdibuja porque los paisajes de futuro empiezan a imaginarse y a cobrar realidad en la retina. Las calles conocidas parecen transformarse en los colores y olores de otro continente, de un país apenas conocido en un viaje anterior. Vuelven los recuerdos de días de amistad y grabaciones. Regresamos y el olor de las ciudades por venir impregna el día madrileño.
El coche parece ralentizar su recorrido a través de edificios, puentes y bifurcaciones. Madrid va quedando atrás.
La maleta va cargada por el presente de un nuevo documental que viaja a iniciar su recorrido de proyecciones en el lugar donde se grabó. Volvemos al jardín. A un jardín donde hemos pasado buena parte del tiempo libre del otoño y del invierno desde una mesa de edición. Allí, nos perderemos la maleta y yo. Quizás alguno de vosotros nos queráis acompañar a la aventura de este breve diario que a veces será escritura, a ratos imagen, en ocasiones también voz.
El viaje se inicia. ¿Venís?
Siiiiiiii. ¿Dónde es?
Claro q quiero compartir este emocionante viaje. Me encanta tu calle de la vida. Dispuesta a viajar contigo he abierto mi maleta para q entre todo lo que nos mandes.
Amiga, gracias por esta experiencia. Por donde empezamos?
Que bonito.. es impresionante. Te transporta a ese viaje. Me apunto a seguirlo besos