Estrenar una película es ofrecerla al mundo, dejar que ande su camino, acompañarla al comienzo de la vereda dándole la mano para ir observando como se pierde en los vericuetos de los senderos, entre luces y sombras.
«Ventanas», el último documental que he cerrado (hay otros en distintas fases que esperan su terminación) no tuvo estreno. Por mi trabajo decidí que no se iba a estrenar en Madrid -especialmente en Madrid-, tampoco en ningún sitio.
Dejé este trabajo en medio del sendero, en la sombra. Sin embargo, salió de esa penumbra cuando fue nominado al Goya al Mejor Cortometraje Documental.
Pasado un tiempo, rescato «Ventanas» de su camino, para ponerlo a disposición de quien quiera dedicar 15 minutos de su tiempo a verlo.
Es mi trabajo más pequeño, también el más personal, el que me arrebató la emoción a la entrada de Auschwitz en una mañana de nieve en abril. «Ventanas» trajo a mí el convencimiento de que la idea es más importante que la sofisticación técnica, de que contamos ahora mismo con herramientas simples que nos pueden ayudar a contar cualquier historia. Un ipad puede ser un aliado de un arrebato creativo y emocional. Hay que aprender a expresar con los medios a tu alcance la historia que quieres contar.
He crecido con «Ventanas», con este trabajo «menor». No es pretencioso. «Ventanas» me ha ayudado a liberarme del yugo de los medios técnicos. A buscarme en la simplicidad. Quiero buscar la esencia. En esas estamos.
Desde el sentimiento, «Ventanas».
«Ventanas» puede visionarse en http://www.pilargarciaelegido.com/cine.