En Copenhague las nubes bajan a la ciudad, acarician los edificios y juegan con los árboles de los parques.
El agua de los canales se contagia del gris de las nubes.
En segundos, provocan cambios en la luz de calles y edificios.
Hago fotos y en cada instantánea la ciudad cambia su rostro. Fascinantes colores y sombras. Me engancho a la fotografía. A las nubes.
Copenhague pasó como un suspiro. Desde Madrid, viendo las fotos, recuerdo.
Las nubes se apropian del paisaje.
El agua de los canales refleja el gris de las masas hipnóticas que se apropian del perfil del horizonte.
Barcos y hombres navegan en un agua gris de nubes.
Las nubes persiguen a las embarcaciones en los canales. A veces, dejan que el sol refleje su brillo en el agua.
Al ver las fotos mi recuerdo viaja a una película. Vuelo con los ángeles de «El cielo sobre Berlín».
Y al fondo, en alguna foto, veo a ángeles que quieren ser humanos volando entre las nubes de Copenhague.
Volveré.
Unas fotos buenísimas y una ciudad preciosa no era de los sitios que mas deseaba conocer pero ya si