Cuando marches
deja la puerta abierta
para atisbar desde la distancia
el reflejo de tus pisadas
mientras te alejas camino arriba,
el brillo de tu melena eludiendo horizontes de niebla,
tu cuerpo erguido ante los vaivenes de imparables vientos.
Déjame contemplar como caminas despacio
hacia las cumbres del tiempo
Cuando hayas marchado
cuando desaparezca tu figura por el sendero
dejaré que la puerta permanezca abierta
para que la casa se llene de sol
de lluvia y nubes
y las sombras de los tilos iluminen mi rostro.
Cuando mire el cielo
recordaré tu perfil avanzando senderos
perdiéndose en la niebla
de ayer
de hoy
de mañana
Cuando el invierno pase
y llegue la primavera con su aliento
la puerta seguirá abierta
por si se estrecha la línea del horizonte
el oleaje anega senderos
y mientras chapoteas en oscuros arroyos
te sorprende la idea del regreso
Quizás un día
quizás
oiga de nuevo tus pasos
tiernos
lentos
arribando de muy lejos
acercándose vereda abajo
tus pasos
seguros
rápidos
inciertos
Y llegarán a la puerta
Y cruzarán el umbral en silencio
Y entonces
sólo entonces
me levantaré despacio
y atravesaré la estancia
y cuando hayan entrado
nubes rojas de mar
cielos plagados de sal
la penumbra de árboles lejanos
y el viento eterno de valles recónditos
entonces
sólo entonces
cerraré con cuidado la puerta
Quizás un instante después
un golpe de huracán y marejada
resonará lejos
al otro lado del universo
en los ecos del silencio