Teatro, a veces uno tiene la suerte de ver TEATRO, con mayúsculas.
Hoy en Madrid bullía el verano, el ambiente de tarde de viernes inundaba las calles del centro plagadas de gente. Un poco más allá de Sol, al lado de Tirso de Molina, hacia las ocho de la noche un puñado de personas esperaban en la acera a que abriesen, una escuela, el sueño del teatro, una aventura que abarca enseñanza, representaciones y acciones teatrales muy vinculadas al entorno del barrio donde se ubica la sala. Nuevo Teatro Fronterizo, todo un proyecto teatral. Con la dirección de un maestro: Sanchís Sinisterra, uno de los autores dramáticos contemporáneos más destacados, cuya obra se caracteriza por la experimentación y la investigación. Un maestro.
No hacen falta grandes escenarios, ni medios excepcionales para hacer TEATRO. La historia, los actores, un mínimo apoyo de luz y sonido y, lo más importante, un texto excelente y una dirección escénica que con esos escasos elementos sepa ahondar y extraer el sentido final del texto a través de la interpretación de los actores y la sintonía de todos los elementos con esa actuación.
Una sala multifuncional utilizada habitualmente para enseñar y ensayar, también ha servido de marco esta tarde para acoger a los espectadores y acercarles a las historias trágicas y crueles de tres personajes creados por escritores latinoamericanos: “El cobrador”, de Rubem Fonseca, “Las buenas intenciones”, de Juan Gómez Bárcena, y “El poeta local”, de Ricardo Piglia.
Si la esencia del hecho teatral es la representación ante una audiencia, esta tarde, esta esencia se ha hecho mucho más presente al actuar los actores muchas veces entre el propio público, utilizando la mirada directa al espectador como cómplice de la historia.
El teatro, como el cine, un buen libro, o cualquier manifestación artística, cumplen su objetivo cuando el espectador al dejar la sala sigue pensando en la historia, los personajes y los conflictos. Y hoy la tragedia de estos tres personajes ha traspasado las puertas del teatro. Ahora mismo me parece estar escribiendo estas líneas acompañada por el poeta asesino, la cuidadora sádica y el escritor frustrado protagonistas de los monólogos.
Teatro. Puro teatro.