Observar por el agujero de la cerradura otras vidas, de ficción, reales; descubrir el conocimiento que otros han ido acumulando; contemplar lugares que no llegaremos nunca a visitar; realizar un viaje en el tiempo a épocas lejanas.
Los libros.
Leer. Respirar entre línea y línea y encontrar aquello que el escritor deja en suspenso. Vivir vidas paralelas en silencio. Un remedio para conjugar la soledad, los miedos, la zafiedad de un presente que, en ocasiones, parece vaciado de futuro.
Las bibliotecas, contenedores de ilusión, guardianas de vidas, de esperanza y proyectos.
Paseando por ellas puede ocurrir que oigas la llamada de un libro, el susurro de un personaje, de un autor que reclama tu compañía desde una estantería. Hojeando un libro puedes descubrir que el mundo, a veces, transita con más veracidad por sus páginas que en la rutina de la vida real. Leyendo puedes ponerte el mundo por montera.
Dar un paseo por una biblioteca es una osadía, es atreverse a recorrer el mundo visitando tan solo un edificio. Es buscarse a si mismo. Es jugar a imaginar qué leerán los que, sentados en silencio, parecen beber con los ojos el papel que exploran.
Me gustan las bibliotecas. Durante años he trabajado en centros de documentación y, en paralelo, he rodado cortometrajes y documentales. Me gusta visitarlas en las ciudades a las que viajo, conocer como la arquitectura, muchas veces, facilita ese viaje interior, necesario, al conocimiento del mundo y de uno mismo.
Viajar en los libros y fuera de los libros provoca tolerancia y empatía, además de conocimiento. Refugio y asidero, como también lo son el cine, el teatro, la música, las artes plásticas… Sin embargo, los libros juegan con ventaja, lo atesoran todo.
Hace poco visité la biblioteca del TEA (Tenerife Centro de las Artes). La modernidad, la funcionalidad y la atracción del lector van de la mano en centros como este. Las bibliotecas avanzan. El libro, en papel, en formato digital, continuará siendo acicate de un viaje personal en el que cada uno es su propio capitán.
Las bibliotecas maravillosos lugares. Me encanta el relato.
Muchas gracias, Fabi. Un abrazo y a disfrutar de libros y bibliotecas.
Pues si aprovechaste en Tenerife, no? es interesante ver como las bibliotecas se van renovando, dando nuevos servicios y sobre todo conviertiéndose en entornos para disfrutar no sólo de los libros y demás materiales sino del espacio que los acoge. Esta es precisamente un ejemplo de los nuevos tiempos, de los cambios que las tecnologías de la información han posibilitado y de cómo las bibliotecas de ahora ya no tienen mucho que ver con las de antes, ni ya las bibliotecarias son lo que eran. Vuelves con este post a tus orígenes, a tu trabajo de hace ya unos cuantos años y que hemos disfrutado juntas. Cuántos planos habrás imaginado y preparado en el centro de documentación?la mirada cinematográfica presente siempre en todo lo que te rodeaba.
Muchas gracias, Charo.
Nunca te terminas de ir de lo que vives con intensidad, aunque ejerzas otra función. ¡Qué tiempos aquellos compartidos en aquella biblioteca, Charo! Los recuerdo con cariño. Un abrazo.