Sobre un fondo neutro posan una muñeca y una niña.
La postura ha sido preparada por el fotógrafo. La muñeca, la preferida de la niña, está perfectamente colocada. La niña, con las manos sobre las piernas cruzadas atiende puntualmente las instrucciones de la voz al otro lado de la cámara. Sin embargo, en el momento del disparo, la foto cambia con la mirada de la niña, curiosa, que traslada su atención a algo situado fuera de campo.
La niña que mira hacia otro lado soy yo. El fotógrafo era mi tío. No tengo recuerdo de qué pasó en aquel otro lado, dónde se desplazó la mirada. Pero precisamente es esa mirada la que hace que me reconozca en esta foto de una niña de rizos y muy pocos años.
¡Qué ricura de pequeña! Una mirada a ese pasado romántico de las viejas fotografías. ¡Cómo éramos!
Si, ¡cómo éramos!, Antonio. ¡Muchas gracias!