Los pétalos han caído. La primavera se adelantó y se fue. Quedan, esparcidos en la hierba, puñados de sueños, meciéndose al compás de vientos mezquinos.
Entonces, los pasos, tímidos y valientes, entre soles y penumbra, abren un camino, el camino, y bailan de puntillas. Avanzan sigilosamente y roban a los pétalos la esencia del tiempo.