Ni subido a una escalera conseguiría besarte, niña de ojos de gata, lejana y tímida, que bajas la mirada cuando hago por cruzarme contigo en el pasillo del instituto e ignoras como, desde mi pupitre, persigo el perfil de tu sonrisa. Pero nada me impide soñarte en el césped del parque, tumbada al sol, acercando tus labios de mariposa y brindándome ese beso que añoro desde que un día, ya lejano, de inicio de curso descubrí tus andares de hada. Princesa de cuerpo de libélula, ojalá entiendas que subiría a la luna por conseguir la sorpresa de tu boca.
Ni subido a una escalera conseguiría besarte, niña de ojos de gata, lejana y tímida, que bajas la mirada cuando hago por cruzarme contigo en el pasillo del instituto e ignoras como, desde mi pupitre, persigo el perfil de tu sonrisa. Pero nada me impide soñarte en el césped del parque, tumbada al sol, acercando tus labios de mariposa y brindándome ese beso que añoro desde que un día, ya lejano, de inicio de curso descubrí tus andares de hada. Princesa de cuerpo de libélula, ojalá entiendas que subiría a la luna por conseguir la sorpresa de tu boca.