Aunque el viento no lo sepa
espero
el brillo de lunas errantes que atraviesen noches y anhelos
el sabor agridulce de enormes olas azul esmeralda
la cordura de aceras de azúcar en las que patinen mis pies, cansados
el color ciego y rojizo de árboles extraños al final del verano de los sueños
El viento no lo sabe
Quizá nada sospecha, pero espero
navegando en veredas de nubes sofocantes
saltando entre inmensas piedras rojas de montañas lejanas
andando sobre el mármol de aguas que tornan huracanes
inventando rimas de cuento en papeles inverosímiles
recreando el tiempo que fue
el que es
No, no lo sabe ni el viento ni nadie
Te espero
Y salgo a la ventana en busca de tu luz
Y corro por piscinas de aire persiguiendo tus pies, que desaparecen en cada recodo
Y vuelo de puntillas por la acera de tu calle, que huele a tomillo y a desconcierto,
a collares de nenúfares y ramos de madreselvas
E, invisible, nado de tu ventana a la mía
sobre mares solitarios que riegan de olvido nuestros tejados
Sin que lo sepa nadie
Ni el viento
Ni tú
Ni las nubes, ni las montañas, ni las aguas, ni esos mares inciertos
Te espero
En silencio
te espero y sueño